jueves, 1 de febrero de 2018

La regularidad de la irregularidad

Después del trasiego de la navidades toca recomponer rutinas y volver a apretarse el cinturón. Puede que sea el primer año que en lugar de adelgazar en estas fechas, cojo kilos. Sí, siempre he sido un caso, para qué negarlo. Y lo peor es cuando te estás dando cuenta de que las cosas no van como deberían y no eres capaz de poner remedio por circunstancias varias, entre ellas, el tiempo (como factor climatológico). Nunca he sido mucho de salir con la bici en invierno, y cada vez menos. Al final prefiero prevenir el resfriado y hacer rodillo, centrarme en nadar y en correr. 

Pero este año, ni con esas. El día después de reyes me di un hostión en el codo al coger el paraguas del coche, tres días sin nadar, y sin poder estirar el brazo. Después, unos 10 días de entrenos muy buenos, con el objetivo de ir a la Media Maratón de Getafe con Alber y correrla de sparring a 3'45" yendo fácil. Pero hete aquí, circunstancias del destino. Ni Alber llegó, por circunstancias ajenas a él, ni yo la corrí a 3'45" (en realidad sí, ahora explicaré por qué). 

Con Alber fuera de juego, pensé en correrla a 3'30" fácil, si pudiera, algo más rápido, pues mejor. El caso es que el viernes anterior (a 9 días) después del masaje de descarga con Fernando, todo iba como la seda... Hasta que te levantas el viernes con un contracturón en la espalda que no eres capaz de respirar. Analgésicos, y ni por esas. Y el fisio sin cita. Así que al final, "a lo bruto". Tres días después, y estando igual de jodido, decidí ir a nadar para movilizar la zona. El dolor se atenuaba un poco. Después movilidad escapular (trabajo de dominadas y chin ups asistidas) seguida de una paliza con el rulo de foam de esas que no sabes si llorar o reír. Et voilà! Arreglao'. 

Todo correcto, unas series fáciles el miércoles... y el jueves sudé por la noche y me levanté muy jodido de la garganta. Durante el día con fiebre, y el viernes hecho un trapo igual. El sábado algo mejor, aunque el cocido de madre hizo que los 45' de rodaje fácil del día anterior a los 21k fueran pesados. Y así pasó. Al día siguiente algo en el estómago me decía que no estaba bien. Al principio pensé que era el desayuno, pero después de tres cagadas y el dolor de estómago sabía que no iba a ser el día. 

Había que correr, tampoco nos jugábamos mucho, así que "a jugar". Primer 10k controlando mucho, guardando dos marchas con el día asqueroso que nos salió, pero ahí empezó el estómago a hacer de las suyas. ¡Qué agonía esa de ver cómo no puedes apretar por el estómago pero las patas van solas! En fin. Km12 y empieza a ser agónico... Se empiezan a ir los kilómetros. de 3'30" a 3'36" y ya empiezo a buscar con desesperación un bar... Casi explotando, en el k16 (3'50") me doy cuenta de que tengo que parar sí o sí, pero ningún bar a la vista, hasta que aparece y tengo que entrar y soltar todo. Después, 4km al tran tran, con pocas ganas y el dolor de los pies que aparece. El flywire de nike me está desollando vivo los pies. 

Llego a meta con más pena que gloria y el estómago totalmente destruido. Me paso toda la tarde jodido y parte de la noche. Los pies en carne viva. Y empalmamos otros tres días sin entrenar. Fuck!
Hoy por fin las heridas me han dejado entrenar... 4k de agua y abdominales.

No hay manera.

Foto: Carlos Asensi.