lunes, 6 de agosto de 2018

La cresta de la ola

¿Gordo de qué? ¿eh?
Se ha acabado el mes de julio, y, por ende, he finalizado un capítulo importante de mi vida que comenzó hace casi dos años. Dejo Arroyomolinos, el club y el pueblo, y comienzo un mes que a priori será más tranquilo en cuanto a trabajo, con vistas a empezar el día 10 de septiembre en Ávila. 

Desde el "fin" del bloque competitivo de junio y julio, han pasado unas cuantas semanas con algunos entrenos buenos, además, he tenido la posibilidad de volver a entrenar con el grupeto de Talavera, y eso siempre te da un plus. El tito Luidgi, Hectorete, Perales, el tigri Sagan, Alarza, los ciclistas... siempre hay con quien entrenar, o con quien coincidir aunque sea sólo para tomar un café y planear los siguientes días de entreno. 

Después de Banyoles y un rendimiento mediocre, he tenido un par de semanas bastante buenas de carga, acumulando trabajo en las zonas 1 y 2, con vistas a meter un mes de agosto potente en intensidad y volumen para llegar con garantías al campeonato de España de La Coruña. Quizás, el día de inspiración y de mayor rendimiento fuera en el que hicimos la subida de la Boca del Lobo con Luis, Josete y Mario, y en el que llevaba el golpe de pedal fino, pude pestosearles las 4h de ruta
y me empezaba a ver fuerte para Agramón, pero casualidades de la vida, la semana siguiente empezaron a "surgir cosas" que te descentran y hacen que no entrenes como deberías, rematando con un par de días de fiebre... Aún así me recuperé, y sin darle mucha importancia, al día siguiente 120km de bici con la grupeta, completando con Franki y por la tarde me ajustició el enano-cabrón corriendo. Bien. Pues el lunes con una tendinitis de cojones en los tendones de Aquiles. Recordad, las Pegasus no están hechas para correr a 3'15" 3km...

Y eso me ha llevado a hacer una semana de mierda de entrenos, en la que si además sumas rematar la mudanza, despedidas varias y adelantar el curro atrasado te lleva en volandas a hacer una competición como la semana. De mierda. El sábado Agramón, natación sin sensaciones, bici sin fuerza y sin watios (no entiendo por qué se desconfiguró) y la carrera totalmente KO. Hay que sumarle que, como dice el gran Omarete, soy "unlucky Arri", y al acabar la bici, entrando el pueblo me picó una avispa en el cuello. No es excusa porque ya iba totalmente reventado, pero coño, manda cojones. Corrí con miedo, ya que hay veces que me dan reacciones fuertes y se me empieza a hinchar la zona, y mi mayor temor era que pasara eso y se me bloquearan las vías respiratorias. Por suerte no pasé nada... eso sí, me pegué un post meta cojonudo sentado en la carpa de Cruz Roja (y decidieron no pincharme). 

Por la noche T3 con mis Bodegas. Lo necesitaba totalmente. Domingo viaje de regreso a casa, y hoy, empezamos nueva etapa, con más libertad y menos curro, que el descanso también es necesario.

Fotos, Carlos Asensi.