sábado, 23 de enero de 2021

Los mayas eran disléxicos

 Si 2020 fue un año marcado por un año para olvidar, y el 31 brindábamos por dejarlo atrás, su sucesor está incluso subiendo el listón. 22 días de 2021 han dado para mucho, el asalto al capitolio de los EEUU, la mayor nevada en la historia reciente de Madrid y su colapso durante una semana, una explosión de gas que destruye tres plantas de un edificio, un meteorito sobrevolando la capital y una cepa de "efecto residual" que se está convirtiendo en "cepa dominante". ¡Ah! Y la sospecha de la cancelación de los JJOO de Tokyo 2020-21-32? A este paso empiezo a pensar que los Mayas se equivocaron con 2012 y el que picaba piedra no lo escuchó bien:

-¿2021?

- Cuate cabrón, que te he dicho 2012.

- Buah, déjalo y que se jodan los colonos.

- Pues te sacrifico a los dioses y te saco el corazón.

- Pos' vale.


Sinceramente, ya no veo las noticias. He cambiado a Carlos Herrera o a Alsina por El Pirata y su banda. Como mucho veo los titulares y luego pongo grandes programas como "Mountain Men", "Cazadores de langostas" o "Cazadores del pantano". Es increíble como  DiscoveryMax puede abstraerte con chorradas que no te interesan en absoluto. Por encima de Netflix o HBO, aunque echo de menos Vikingos. 

Y en relación a esto. En general, muchos conocidos están cayendo enfermos (o positivos) por COVID. Ni mucho menos son afecciones importantes, pero el clima de histeria colectiva se masca. Sí. Estamos de acuerdo en que el puto virus este se ha llevado por delante 80.000 personas según el INE, pero es que si aplicamos las estadísticas de mortalidad, los contagios serían muy muy superiores a los oficiales. Hay muchas más personas que han estado en contacto con el virus (y que lo han pasado sin darse cuenta) de lo que se cree. 

En relación a esto, cabe resumir que en navidades, mi vida social fue: entrenar, quedar un día con Alber y Óscar a tomar una cocacola; otro día con Edu a desyunar, y otro con Sergio en Toledo, y siempre con mascarilla. Y fin. 

Dicho esto, y volviendo al clima de histeria colectiva, ya he visto diferentes reacciones en los confinamientos de 10 días en casa y la evolución del ser humano. O más bien involución. Y ahí se ve que estamos frente a una generación de blanditos. Y no, no me refiero únicamente a los nacidos en este nuevo siglo. Los mayores también. Gente de 40-50-60 que no razona. Visión túnel y razonamiento en negativo. Lo de parar 10 segundos, analizar la situación y buscar una situación, como que no. Es como el que se pone a meter acelerones con el coche en la nieve. No va a salir nunca. Pues de este bucle igual. Gente irascible, que salta a las primeras de cambio que no es capaz de pararse a pensar un poco y darse cuenta de que Ockham tenía razón: "la respuesta más sencilla...". Habría que asumir que todos vamos a pasar por el COVID, y prepararnos de la mejor manera posible: dieta equilibrada, actividad física, mejorar la respuesta inmune con suplementos si fuera necesario, y protegernos, no hacer el cafre, usar mascarilla. Creo que no es ni tan descabellado, ni tan difícil, ni de entender, ni de hacer. En ese sentido, sigo sin entender cómo ni por qué, cierran los centros deportivos. No solo centros "cerrados" sino al aire libre, como pistas de atletismo. Al final, me da la sensación de que intentan matar moscas a cañonazos, porque los que nos gobiernan, son completamente inútiles.

Yo admito que me pasa, sobre todo cuando no he ido a entrenar y he liberado tensión, luego llegas a casa hecho una braga, pero totalmente feliz.

Lo que está claro es que si éste es el inicio del fin de la humanidad, viendo cómo se desarrollan los eventos, lo tenemos merecido. Cualquier animal hubiese aprendido la lección, como el experimento de la Jaula de monos de Asch, simplemente con los aeropuertos o las masificaciones. Nosotros no. Será porque te han educado para obedecer y no pensar por nosotros mismos.