domingo, 12 de septiembre de 2021

El último baile

He dejado pasar más de una semana para escribir el post de la que será para mí la última carrera élite individual del mundillo del triatlón y del duatlón. Como ya anuncié en el post anterior, ha sido una decisión dura y muy meditada, y subir a Bañolas fue un esfuerzo muy grande. De hecho, uno de los principales motivos por lo que subí, no fue la competición en sí, sino para ver y estar el fin de semana con mi amigo Dani H, que vive en Figueras. Él fue una de las personas que más me animó a subir y también fue testigo de mi último tango en París, bueno, en Bañolas, pero como está cerca de la frontera, casi lo mismo es. 

De la carrera hay poco que contar. Cuando la cabeza no está en su sitio es difícil ser competitivo. Nadando no me encontré bien en ningún momento. Iba en el último
grupo de bici con César Pereira y a remar para no ser doblados. De hecho, hubo un momento que casi me quedo de rueda cuando me tomé un gel, y me miró desde adelante con cara de incredulidad. Hubo unos segundos en el que la cabeza me hizo masa y casi tiro la toalla, pero volví a conectar. Al final salvamos la bici y nos bajamos a correr. Ahí puse ritmo crucero y es donde disfruté como un enano. La carrera se había ido totalmente, pero, ¿qué más daba? Iba a acabar sí o sí, y llevaba una sonrisa de oreja a oreja. Cada vez que pasaba por donde estaba la gente del club y otros conocidos animándome era un motivo para sonreír. El bueno de Trimatas, en la última recta de meta diciéndome "disfruta de los últimos metros". Entré en meta en el puesto 61º, ¿y? Posiblemente en otras circunstancia estaría cagándome en todo lo cagable y frustrado. Pero hoy no. Hoy era un día para disfrutar. Y sí, disfruté.

Con esto cierro una bonita etapa en la que el triatlón me ha dado mucho, me ha exigido casi tanto como me ha dado, pero como me dijo el jefe de La Laguna "el momento para irse de un sitio, es antes de hartarse", y ese momento, es este preciso instante. 

Creo que puedo decir que algo de impronta he dejado, en quien más, en quien menos, pero el tito Arri, siempre será el tito Arri, el que os recogía en la Blume con el Volvo, y llevaba empanada, galletas y arroz con leche.

Ahora cambiamos objetivos vitales, deportivos, personales... sin perder la sonrisa: 2012-2018; 2021. 


Foto: Carlos Triathlon (Carlos Asensi).

martes, 31 de agosto de 2021

La decisión

Para escribir el siguiente post he tenido que meditarlo muy mucho y analizar una multitud de factores, además de hacerme a mí mismo una serie de preguntas incómodas que, quizás, no han sido hechas en el mejor momento de la temporada, máxime, si tenemos en cuenta que el domingo estaré, más que posiblemente, en el último campeonato de España Élite Individual de triatlón. 

Empezaría diciendo que, pese a todo, esa estabilidad laboral que he tenido y que tanto anhelaba, ha sido, por diversos factores, una temporada atípica, con parones, arrancadas, meses de consistencia y lucha, en los que ha habido momentos psicológicamente muy duros y, por qué no reconocerlo, otros también muy dulces, siempre hablando en el plano deportivo. En el plano personal, ha sido una montaña rusa, casi igual que en el laboral. Como bien decía en la crónica de Cuenca, un "sí pero no", y tampoco quiero entrar en muchos detalles.

Es verdad que he notado mucho el cambio de metodología, de pasar de autoentrenarme a confiar en el míster, Héctor Arévalo para que intentara exprimirme al máximo. No puedo decir que no lo haya conseguido, y tampoco puedo decir que no me haya acordado de su padre, Guzmán, en más de una ocasión. Quizás esto sea lo más cercano que haya vivido el "alto rendimiento", entendiendo que él está en la UA y conoce perfectamente la metodología de Cejuela. Sí que es verdad que lo que he notado es que, en general, los entrenamientos eran muchísimo más exigentes a nivel muscular que todo lo que he hecho en años anteriores. Ante todo, gracias míster. 

Ahora bien, he de reconocer que no me he adaptado bien ni a Madrid, ni al método, ni a las exigencias. Sabiendo que venía de prácticamente dos años de parón, sería normal, pero la temporada se me ha hecho larga. Muy larga. No le quito culpa a los parones pero mis circunstancias no eran las mejores para volver a rendir a alto nivel (dentro de lo paquete que soy). 

Han sido meses de vivir sin descanso. De comer en el trabajo 4 o 5 días a la semana, a trangullones, para acabar la jornada e ir directo a nadar, con la fatiga que conlleva, y pelearme con el crono y con las sensaciones, teniendo un día bueno a la semana, con suerte. Dejar la pileta e ir al gimnasio del tirón. Dejar el gimnasio y a casa, a preparar cosas para el día siguiente o (los menos días) intentar descansar algo para la siguiente sesión. Llegar totalmente reventado a la noche, hacer la cena y la comida del día siguiente, meterse en la cama y estar tan sobreactivado que no eres capaz de dormir. Acumular cansancio y al final, acabar claudicando más de un día. ¿Y mi vida social? Este blog se llama "Diario de mis soledades", y creo que, en todos lo años que llevo entrenando, nunca lo he experimentado de una forma tan cruel. 

Todo eso nos lleva a esa serie de preguntas incómodas: ¿Merece la pena tanto esfuerzo? Quizás al cruzar la línea de meta diría que sí pero ir apurado de lunes a viernes y no ser capaz de pensar más allá de un entreno no es plato de buen gusto. ¿Eres feliz? La respuesta es NO. Soy feliz entrenando, cuando salgo con mis colegas sin pensar que tengo que hacer series a X watios o que luego tengo que ir a correr a X/km. Y eso, es algo que desgraciadamente, he perdido. Iba a Talavera con la ilusión de compartir entrenos, y al final acababa saliendo yo solo, como el resto de la puta semana, y ha sido una pelota mental que se ha ido haciendo más y más grande. El silencio y la soledad del corredor de fondo. Entrenar, entrenar, entrenar. Watios y ritmos, ritmos y watios, sesiones de después. ¿Dónde se quedó el placer? Supongo que aparcado por mi propia obcecación en volver al nivel de 2018, pero la realidad es que nunca volveré a ese punto. Lex natura. 

No será por falta de ganas, o por no intentarlo, pero me he dado cuenta de que estaba haciendo algo con lo que no era feliz. Por eso, he decidido dar un paso al lado en este tipo de competiciones, y dejar de participar en el "circo FETRI" de los campeonatos individuales. Creo que soy más feliz corriendo Cuenca y Agramón que Bañolas y Pontevedra. Y si tengo la posibilidad de entrar en los equipos del Trialbacete para las pruebas de la Liga de Clubes, lo haré, pero no a cualquier precio. No a costa de perder salud, sueño e ilusión, que es lo que he conseguido al final, perder la esencia de la competición, la emoción por ponerse un dorsal y salir a darlo todo. Esa, ahora mismo, no la tengo, ni está, ni se la espera. 

Es tiempo de reciclarse y de replantearse la vida. También quiero embarcarme en otro proyecto personal, relacionado con el trabajo, que los que me conocen supondrán y que me ocupará buena parte de las tardes después del curro. Por
eso quiero tomármelo como un respiro después de un año que ha sido agotador, y sobre todo, recuperar la ilusión.

Un abrazo a todos.

Arri.

miércoles, 25 de agosto de 2021

Sí pero no

 El post se podría llamar "cómo una competición de mierda puede resultar una no tan mala". 

Después de la chicharrera de Agramón, vuelta a Madrid y a preparar Cuenca. Dos semanas realmente duras de entrenamiento, ya que muchas veces es imposible recuperar entre sesiones, teniendo que entrenar todo de tarde, ya el día que hay que hacer dos sesiones y gimnasio, ni hablamos. Son días que a nivel psicológico te destruyen. 

La preparación para el regional de Olímpica fue bien, máxime si tenemos en cuenta que el último triatlón olímpico que hice fue en Coruña 2018 (CE Élite) y con los condicionantes de "curra y entrena en Madrid". Sí que es verdad que al final de la semana tuve un par de entrenos realmente duros por la ola de calor y sumado al no ser capaz de descansar por las noches te va mellando. Nota especial el entreno del domingo, con bici(series en umbral y medio) + carrera en transición (30' a 3'30"/km) y el Arri que acabó en tempura.

El lunes notaba muchísimo la fatiga, y sin embargo, saqué la natación pero intenté correr y me dijeron las piernas "hasta aquí hemos llegado". Exploté a nivel muscular. Tuve que buscar solución para lo insolucionable. Fisios, compex, rulo, aquello no había manera de recuperarlo. Ya se pasaba por mi cabeza el no ir al regional, total, para hacer el ridículo. 48h de descanso, dormir más o menos, y ponerle una vela a la virgen. El jueves entrené, natación (malas sensaciones) y rodillo (dolor de tibiales y peroneos), y decidí esperar al día siguiente. Viernes carrera a pie (condenadísimo porque seguía con dolores, aunque menos que el lunes) y natación (como un pez de plomo). Acabé la sesión y me senté a reflexionar en el bordillo. ¿Qué hacemos? Ni yo mismo lo tenía claro. Cuenca no es que sea precisamente un paseo y no me gusta ponerme un dorsal sin sentirme competitivo. Bueno, podemos ir a ver qué pasa. A veces es muy fácil mentirse a uno mismo.

Llegar a Cuenca y estar con los Brownies de Albacete, Omaita y Alvarete, y el resto de los panas, Hilary, Manolillo, Pablete... Parece que no, pero te cambia la mentalidad. Y aunque no estaba al 100%, tenía ganas de "salir a ver qué pasaba".

Y lo que pasó fue que me tomé la natación con tranquilidad, intentando desgastar lo menos posible, y eso que me cayó un capazo de hostias tremendas hasta el peñote, y luego me puse a ritmo. En la transición me noté torpón, pero salí con la bici con ganas de ir acopladito y a mis watios. Los primeros 5-6km llevé unos 302 medios y los vastos internos me dijeron "no sigas campeón". Así que empezó una lucha interna bastante dura sobre el qué hacer. Bajé el ritmo en las zonas llanas, me puse un poco de pie para estirar... y empecé a pasar gente. Con la cabeza diciéndome "no fuerces que hay que correr", centrado en los watios, y en comer cuando me dijo el míster. El problema vino sobre el km30 de bici cuando ya no quedaba agua en los botes y el agua del avituallamiento estaba caliente, y aún quedaban 15' para dejar la bici. 

Cuando te bajas de la bici y notas que las piernas están duras como columnas no es buena señal, intento poner ritmo crucero desde el principio, pero de nuevo los avisos de los vastos, "no te calientes hermoso", así que en modo avión. Puede ser el 10k de Cuenca que menos he bufado de todos los que he corrido. Total, para ir al ritmo que iba no hacía falta y al mínimo intento de apretar empezaban los calambres, así que sobrevivir hasta meta. 

Lo bueno, que sé y me demostré a mí mismo que estoy bastante más fuerte de lo que creo. Lo malo, que hay que llegar en condiciones a las pruebas, y yo, por circunstancias no llegué, fundamentalmente porque me faltaron masajes de descarga post Agramón y pre Cuenca. Como dijo Ortega y Gasset "yo soy yo mismo y mis circunstancias". Hoy ha habido sesión de fisio, y el pobre Fer Arias lo ha flipado y yo, casi lloro. Dos semanas para el CE Élite en Bañolas... 

Y pensándolo fríamente, creo que va siendo tiempo de retirarse de élite y pensar en competir para disfrutar, ayudar el equipo con lo que se pueda, y empezar a tener algo de vida, nuevos proyectos, pero de eso, hablaremos en el próximo post.



FOTO: Carlos Triathlon (Carlos Asensi)

martes, 10 de agosto de 2021

En el país de los ciegos

 Después del parón de junio y  poco más de un mes entrenamiento que finalizaba con dos semanas realmente duras de cara a preparar los regionales de Castilla-la Mancha, volvía a Madrid tras unas vacaciones de "vida pro" en Talavera. 

De vuelta en la "big-city" y de vuelta a la soledad de la pileta, a los no llanos madrileños y a las sesiones de rodillo entre semana. Cómo cuesta, virgen santa. Pero dentro de lo que cabe, ha sido una adaptación satisfactoria. Supongo que también tiene que ver que tengas cierta paz mental y que te encuentres bien contigo mismo, que estés más centrado y que hayas cambiado la forma de ver y afrontar las cosas. 

Aún así, volver a ponerse un dorsal después del fiasco de Mérida, justificado por otra parte, ya que estuve enfermo por el aire acondicionado pre y post prueba, era una incógnita. Si bien es cierto que Agramón es de esos triatlones con encanto debido a la dureza que tienes desde el minuto uno y que las condiciones suelen ser extremas debido al calor y a que se corre en agosto, y quizás por eso se me ha dado relativamente bien siempre o casi siempre. 

Es una carrera táctica y de calculadora, en la que se puede ganar sin ser el más rápido en ninguno de los segmentos. Mucho mítico en la línea de salida, mucho clásico, y la marea amarilla del Trialbacete siendo casi la séptima parte de los participantes. 

El viaje con el tito Luisrin desde Toledo, llegando sobre la bocina y apurando de más... Creo que calenté 50m en el agua si llegó. Salida ordenada pero rara, 50m sin comer golpes y luego me vino un capazo de ellos. Podríamos decir que me enteré de más bien poco. Empezaron a venir los fantasmas de Mérida: la explosión, salir con la carrera perdida, no nadar una mierda... E intentas limpiar esos pensamientos de la cabeza metiendo frecuencia de brazada. 

Total, que al salir del agua y calzarme las zapatillas veo a Pablo Fernández, a Trimatas, a Omar y a David Rodríguez, es decir, gente con la que antes, cuando estaba nadando bien, salía. Y es en ese punto cuando piensas que igual no has nadado tan mal. Trenecito para subir hasta la T1 y el repechón de salida. Subiendo con la boca pastosa y casi sin poder beber porque el agua del bote era caldo, no era agua. Ahí no sabes qué es mejor, si beber o no. La bici a mi ritmo, viendo que los watios no iban bien, pero que la gente tampoco iba súper porque voy moviéndome hacia adelante. Bajarse a correr como un auténtico botijo y a correr. La primera vuelta con un flato y unas sensaciones horrorosas, pero recortando a Pablo Fdez que en ese momento iba 6º y algo a Severo que iba 5º. La segunda vuelta la hago un poco mejor, pero con un pensamiento en la cabeza "la botella de agua fresquita que me espera en meta". 

Al final acabo 6º, con unos datos de mierda en cuanto a W y ritmos, pero en una carrera de supervivencia como ésta, no hay nada más que decir. Dimos exactamente lo que teníamos, ni más, ni menos. 

Y contento al finalizar 3º Senior de CLM y campeones por equipos, que a estas alturas, y viendo de dónde venimos y las circunstancias, es algo que celebrar. 


PD: Los tiempos de las clasificaciones están mal de cojones.

domingo, 18 de julio de 2021

Retazos

Cuando me he metido en el blog he pensado que había algún tipo de error, y que había actualizado en mayo, pero debe ser que me equivocaba. Últimamente no siento la necesidad de escribir lo que me pasa, o lo que entreno, o el resultado de las competiciones. Quizás me esté haciendo mayor, o quizás es más breve y sencillo subir una foto a Instagram con una crónica de tres líneas y que lo den por el culo. En cualquier caso, ha llovido, como siempre, desde la última vez que actualicé.

El mes de abril fue un mes clave a la hora de entrenar y del desarrollo de los siguientes meses. Empezando por el cambio de sede de la Eurocopa 2021 que inicialmente se jugaría en País Vasco, y su posterior traslado a Sevilla. Después de eso vino un mes de mayo totalmente cargado de competiciones y en los que los entrenamientos fueron "de supervivencia" y al final consideras la competición como parte de él. La Nucía con tres competiciones en un fin de semana, Valladolid con la mayor mierda organizativa de la FETRI en años (no puede ser que el primer equipo salga con ventaja respecto a los anteriores por mucha pseudo -putamierdade- burbuja covid que te quieran vender) y acabando con un clasificatorio de Triatlón. Ojo, primer triatlón en 2 años y 7 meses que hacía. Y claro, al final, a perro flaco, todo son pulgas.

Después del ciclo de mayo, tocó cambiar el chip. Primero, porque vine de Mérida malo por los cambios de temperatura y los aires acondicionados, segundo, porque empezaba el ciclo de trabajo duro de cara a la EURO 2020 (2021). Entre medias, hay que sumarle el segundo pinchazo de AstraZeneca. Así que un mes de barbecho, entre unas cosas y otras.

Sobre esto, podría escribir un post largo y tendido, contando una larga retahíla de cosas con un post de "UEFA Insdider" pero el secreto profesional es el secreto profesional, así que, chicos, os voy a dejar como la chica que después de bailar con vosotros en el garito os dice que mañana trabaja o que tiene novio y lo quiere. Todo esto antes del covid, claro. Lo siento. Lo que sí que os puedo decir es que fue una experiencia muy bonita y muy dura, y que cambia totalmente el concepto que uno puede tener sobre el fútbol. 

Tras el parón obligado del resfriado, la vacuna y la eurocopa... volver entrenar. Y joder qué dolor. De hecho, entrené 5-6 días y mi rodilla me paró. Estuve cojo, con líquido en la rodilla durante 3 días sin saber el fisio de dónde coño había salido, porque no había daños de ningún tipo. Soy raro hasta para eso. Después de ese percance, he conseguido volver a enganchar rutina de entreno, en parte, gracias a las vacaciones que he cogido durante 15 días. Tenía pensado ir a algún sitio, pero no se han dado las circunstancias, así que, a entrenar duro, coger forma y fondo, y preparar los siguientes desafíos, que serán Agramón y Cuenca. Si la cosa va bien, prolongaré temporada hasta octubre, donde tenemos compromisos de clubes. Si la cosa no va tan bien, bajaremos el pistón y prepararemos la siguiente temporada.

En cualquier caso, volver a entrenar con la grupeta de Talavera, creo que ya es un éxito. Han sido dos años de parón, sin competir, con movidas diversas, y ahora he vuelto a recuperarme, a disfrutar entrenando, como si hubiese firmado un armisticio con el universo.



lunes, 12 de abril de 2021

Penitencias

 Si he de ser sincero, hay veces que pienso que padecemos un extraño tipo de esquizofrenia o sadomasoquismo. No es normal que estemos deseando que llegue el periodo de vacaciones para sobarnos los hocicos entrenando en vez de irnos de cervezas. La verdad, es que la situación actual invita más a lo primero que a lo segundo, porque al menos así no tienes que llevar el bozal puesto. 

Mi Semana Santa ha vuelto a ser la "habitual", la de entrenar lo que se podía y como se podía, normalmente en compañía, que es algo que siempre hecho en falta en Madrid, siempre dentro de las pautas que marcaba el míster, y con el objetivo de no llegar muy hecho polvo al sábado que era cuando tenía previsto hacer un test de 3k en la pista. 

Los entrenos fueron fluyendo, quizás por la tranquilidad de dormir 8h al día, por las torrijas y el arroz con leche de la Mari Pradi o porque dejar de estar sólo todo el puto día te hace cambiar el chip. El caso es que saqué buena semana de entrenos, con tiempo de ocio para desconectar de los entrenos incluso (como si entrenar no fuera ocio, jaja). Cierto es que pasé por el mecánico a que me echara un vistazo, con Fer Arias y me vio bastante jodido. El diafragma de nuevo. El estrés y lo emocional. Así que a hacer los ejercicios de incrustarse las manitas debajo de las costillas, poco agradable pero muy beneficioso. 

El 3k salió bien, en 9'10" según mi reloj, acusando mucho el hecho de no llevar liebre y comerme el tres mil entero yo, pero muy satisfecho. Sí que es verdad que salí demasiado fuerte y lo fui pagando (2'55"-3'05"-3'10"), eso sí al día siguiente tenía un dolor de patas que no era ni medio normal, luego apretaba en bici y subía, pero las sensaciones no eran nada buenas, así que el domingo por la tarde foam roller y a chillar. Y claro, también cuenta que metimos en transición con "La Perla" Perales 45' a 3'50" en transición y porque me negué a ir más rápido de lo que ya íbamos (20" más rápido/km de lo que en teoría deberíamos haber ido). El caso es que hagas lo que hagas, en Talavera siempre habrá un alicate dispuesto a sacarte los colores.

Si hay algo que me faltó en Semana Santa fue compartir más entrenos con el tito Luidgi y echarme una foto con él, aunque para los que salimos a entrenar es más importante la conversación durante, que la foto de después. Os dejo una foto con la nueva incorporación a la grupeta, piragüista (campeón del mundo) reconvertido en (por el momento) Duatleta, con ADN competitivo 100% y más buena gente que el copón. 

sábado, 20 de marzo de 2021

Retorno

 Han pasado muchos meses desde que llegué de Canarias, desde que me acoplé a vivir en Madrid y también desde que me puse en manos de Héctor para que me llevara la preparación. Hasta enero fue una preparación relativamente sencilla, pero de allí hasta ahora, he descubierto un nuevo abanico de posibilidades y estilos de sufrimiento, en todas las disciplinas. 

He de decir que también he sufrido cierta transformación física, que se me han vuelto a notar los cuadraditos y alguna vena que tenía olvidada. Y sobre todo, mental. Reencontrarme conmigo mismo, ser capaz de sacar la mierda mental y la tensión que genera la situación actual; recordemos que estamos en medio de una puta pandemia con un virus mortal en medio; darme cuenta que para volver a sonreír hace falta aprender a llorar. Es jodido. De hecho, el otro día vi el videoclip de Los De Marras, que os pongo al final del post, me acordaba de mi abuela y me puse a llorar como una magdalena. Quizás sea natural y muy posiblemente necesario.


Lo que sí que es absolutamente necesario es hablar, tomar un café con los colegas. He hablado con muchos, deportistas en mayor o menor medida, que tienen o tenemos, ciertos episodios de ansiedad. Casualmente nos da a todos por lo mismo, atracar la nevera como si no hubiera un mañana y comernos a dios por las patas. La motivación es complicada de llevar, ver las noticias no ayuda, la luz al final del túnel no se ve, y al final siempre hay una situación de desasosiego generalizado que invita a comer donetes y beber cervezas en vez de salir a correr.

Independientemente de lo anterior, el domingo volví a competir en un duatlón, 23 meses y pico después de la última vez que me puse un dorsal, en Avilés en el CE Duatlón CRE, donde lo pasé realmente mal. Fue una carrera en un formato extraño, con salidas cada 15" de 6 personas con drafting permitido, un circuito de bici ratonero a 3 vueltas de bici donde los doblados fueron un peligro. Independientemente de que el formato gustara más o menos, hay que reconocer el mérito y el éxito del Club Triatlón Almansa por echarle horas y ser capaces de sacar una competición en las circunstancias actuales.

Mi carrera fue un poco extraña, las sensaciones no fueron buenas, o al menos, no se correspondían con los tiempos que venía marcando hasta dos semanas antes. Me escapé corriendo y luego me cogieron en bici. Cometí errores que tengo que pulir, como llegar las zapatas de ciclismo en lugar de las de triatlón, máxime cuando se me bloqueó la boa con la lengüeta y llevaba las zapas muy flojas, no conseguía entrar bien en las curvas, yendo bastante cuadrado y me comí más latigazos de los que me gustaría. Hubo bastante tensión con los palos en el grupo, pero conseguí bajarme bien a correr. Después, un all-out de primeras y a rezar, intentar pegarme a Frankie sin conseguirlo y llegar a meta totalmente ko. Lo mejor, sin duda, ha sido reecontrarme con mis gañanes de Harvardcete, y sentir que después de dos años no ha cambiado nada. Desde aquí dar las gracias a los Brownies de Albacete, Omar y Alvarete, y a sus padres, Manolo y Sagrario, que me acogieron como un hijo pródigo.

El globo me ha durado 3-4 días fácil, con un dolor de estómago muy jodido durante 2-3 días, pensando incluso en tener que ir al médico. Y respecto al rendimiento, hay que tener en cuenta que el 27 de febrero recibí la vacuna. Fueron 3-4 días de pasarlo muy chungo, fiebre, escalofríos, dolor de riñones y de cuerpo en general, un cansancio extremo y la sensación de que el cuerpo no funcionaba igual durante la semana después (de hecho, aún sigo con esa sensación). Aún así, he sacado algunos entrenos buenos y otros no tanto, algún día he tenido que parar porque me daban unos calambres del copón. Hoy, sin ir más lejos, después de dormir 9h, he hecho un entreno que a priori no debía costarme mucho, sin embargo, llevo desde dos horas después de acabar con una bajona considerable. 

Por otra parte, este año me da la sensación que al no tener ránking ninguno de duatlón ni de triatlón, lo de competir en élite, o al menos entrar en los clasificatorios, va a ser una quimera. Ya me he quedado fuera del de Águilas, pese a estar inscrito el 43º, y tiene pinta que el resto del año será así. El sistema de la FETRI es así de pernicioso, o compites un año en grupos o el acceso a élite será casi imposible, al menos, por méritos propios. 



sábado, 23 de enero de 2021

Los mayas eran disléxicos

 Si 2020 fue un año marcado por un año para olvidar, y el 31 brindábamos por dejarlo atrás, su sucesor está incluso subiendo el listón. 22 días de 2021 han dado para mucho, el asalto al capitolio de los EEUU, la mayor nevada en la historia reciente de Madrid y su colapso durante una semana, una explosión de gas que destruye tres plantas de un edificio, un meteorito sobrevolando la capital y una cepa de "efecto residual" que se está convirtiendo en "cepa dominante". ¡Ah! Y la sospecha de la cancelación de los JJOO de Tokyo 2020-21-32? A este paso empiezo a pensar que los Mayas se equivocaron con 2012 y el que picaba piedra no lo escuchó bien:

-¿2021?

- Cuate cabrón, que te he dicho 2012.

- Buah, déjalo y que se jodan los colonos.

- Pues te sacrifico a los dioses y te saco el corazón.

- Pos' vale.


Sinceramente, ya no veo las noticias. He cambiado a Carlos Herrera o a Alsina por El Pirata y su banda. Como mucho veo los titulares y luego pongo grandes programas como "Mountain Men", "Cazadores de langostas" o "Cazadores del pantano". Es increíble como  DiscoveryMax puede abstraerte con chorradas que no te interesan en absoluto. Por encima de Netflix o HBO, aunque echo de menos Vikingos. 

Y en relación a esto. En general, muchos conocidos están cayendo enfermos (o positivos) por COVID. Ni mucho menos son afecciones importantes, pero el clima de histeria colectiva se masca. Sí. Estamos de acuerdo en que el puto virus este se ha llevado por delante 80.000 personas según el INE, pero es que si aplicamos las estadísticas de mortalidad, los contagios serían muy muy superiores a los oficiales. Hay muchas más personas que han estado en contacto con el virus (y que lo han pasado sin darse cuenta) de lo que se cree. 

En relación a esto, cabe resumir que en navidades, mi vida social fue: entrenar, quedar un día con Alber y Óscar a tomar una cocacola; otro día con Edu a desyunar, y otro con Sergio en Toledo, y siempre con mascarilla. Y fin. 

Dicho esto, y volviendo al clima de histeria colectiva, ya he visto diferentes reacciones en los confinamientos de 10 días en casa y la evolución del ser humano. O más bien involución. Y ahí se ve que estamos frente a una generación de blanditos. Y no, no me refiero únicamente a los nacidos en este nuevo siglo. Los mayores también. Gente de 40-50-60 que no razona. Visión túnel y razonamiento en negativo. Lo de parar 10 segundos, analizar la situación y buscar una situación, como que no. Es como el que se pone a meter acelerones con el coche en la nieve. No va a salir nunca. Pues de este bucle igual. Gente irascible, que salta a las primeras de cambio que no es capaz de pararse a pensar un poco y darse cuenta de que Ockham tenía razón: "la respuesta más sencilla...". Habría que asumir que todos vamos a pasar por el COVID, y prepararnos de la mejor manera posible: dieta equilibrada, actividad física, mejorar la respuesta inmune con suplementos si fuera necesario, y protegernos, no hacer el cafre, usar mascarilla. Creo que no es ni tan descabellado, ni tan difícil, ni de entender, ni de hacer. En ese sentido, sigo sin entender cómo ni por qué, cierran los centros deportivos. No solo centros "cerrados" sino al aire libre, como pistas de atletismo. Al final, me da la sensación de que intentan matar moscas a cañonazos, porque los que nos gobiernan, son completamente inútiles.

Yo admito que me pasa, sobre todo cuando no he ido a entrenar y he liberado tensión, luego llegas a casa hecho una braga, pero totalmente feliz.

Lo que está claro es que si éste es el inicio del fin de la humanidad, viendo cómo se desarrollan los eventos, lo tenemos merecido. Cualquier animal hubiese aprendido la lección, como el experimento de la Jaula de monos de Asch, simplemente con los aeropuertos o las masificaciones. Nosotros no. Será porque te han educado para obedecer y no pensar por nosotros mismos.