martes, 31 de agosto de 2021

La decisión

Para escribir el siguiente post he tenido que meditarlo muy mucho y analizar una multitud de factores, además de hacerme a mí mismo una serie de preguntas incómodas que, quizás, no han sido hechas en el mejor momento de la temporada, máxime, si tenemos en cuenta que el domingo estaré, más que posiblemente, en el último campeonato de España Élite Individual de triatlón. 

Empezaría diciendo que, pese a todo, esa estabilidad laboral que he tenido y que tanto anhelaba, ha sido, por diversos factores, una temporada atípica, con parones, arrancadas, meses de consistencia y lucha, en los que ha habido momentos psicológicamente muy duros y, por qué no reconocerlo, otros también muy dulces, siempre hablando en el plano deportivo. En el plano personal, ha sido una montaña rusa, casi igual que en el laboral. Como bien decía en la crónica de Cuenca, un "sí pero no", y tampoco quiero entrar en muchos detalles.

Es verdad que he notado mucho el cambio de metodología, de pasar de autoentrenarme a confiar en el míster, Héctor Arévalo para que intentara exprimirme al máximo. No puedo decir que no lo haya conseguido, y tampoco puedo decir que no me haya acordado de su padre, Guzmán, en más de una ocasión. Quizás esto sea lo más cercano que haya vivido el "alto rendimiento", entendiendo que él está en la UA y conoce perfectamente la metodología de Cejuela. Sí que es verdad que lo que he notado es que, en general, los entrenamientos eran muchísimo más exigentes a nivel muscular que todo lo que he hecho en años anteriores. Ante todo, gracias míster. 

Ahora bien, he de reconocer que no me he adaptado bien ni a Madrid, ni al método, ni a las exigencias. Sabiendo que venía de prácticamente dos años de parón, sería normal, pero la temporada se me ha hecho larga. Muy larga. No le quito culpa a los parones pero mis circunstancias no eran las mejores para volver a rendir a alto nivel (dentro de lo paquete que soy). 

Han sido meses de vivir sin descanso. De comer en el trabajo 4 o 5 días a la semana, a trangullones, para acabar la jornada e ir directo a nadar, con la fatiga que conlleva, y pelearme con el crono y con las sensaciones, teniendo un día bueno a la semana, con suerte. Dejar la pileta e ir al gimnasio del tirón. Dejar el gimnasio y a casa, a preparar cosas para el día siguiente o (los menos días) intentar descansar algo para la siguiente sesión. Llegar totalmente reventado a la noche, hacer la cena y la comida del día siguiente, meterse en la cama y estar tan sobreactivado que no eres capaz de dormir. Acumular cansancio y al final, acabar claudicando más de un día. ¿Y mi vida social? Este blog se llama "Diario de mis soledades", y creo que, en todos lo años que llevo entrenando, nunca lo he experimentado de una forma tan cruel. 

Todo eso nos lleva a esa serie de preguntas incómodas: ¿Merece la pena tanto esfuerzo? Quizás al cruzar la línea de meta diría que sí pero ir apurado de lunes a viernes y no ser capaz de pensar más allá de un entreno no es plato de buen gusto. ¿Eres feliz? La respuesta es NO. Soy feliz entrenando, cuando salgo con mis colegas sin pensar que tengo que hacer series a X watios o que luego tengo que ir a correr a X/km. Y eso, es algo que desgraciadamente, he perdido. Iba a Talavera con la ilusión de compartir entrenos, y al final acababa saliendo yo solo, como el resto de la puta semana, y ha sido una pelota mental que se ha ido haciendo más y más grande. El silencio y la soledad del corredor de fondo. Entrenar, entrenar, entrenar. Watios y ritmos, ritmos y watios, sesiones de después. ¿Dónde se quedó el placer? Supongo que aparcado por mi propia obcecación en volver al nivel de 2018, pero la realidad es que nunca volveré a ese punto. Lex natura. 

No será por falta de ganas, o por no intentarlo, pero me he dado cuenta de que estaba haciendo algo con lo que no era feliz. Por eso, he decidido dar un paso al lado en este tipo de competiciones, y dejar de participar en el "circo FETRI" de los campeonatos individuales. Creo que soy más feliz corriendo Cuenca y Agramón que Bañolas y Pontevedra. Y si tengo la posibilidad de entrar en los equipos del Trialbacete para las pruebas de la Liga de Clubes, lo haré, pero no a cualquier precio. No a costa de perder salud, sueño e ilusión, que es lo que he conseguido al final, perder la esencia de la competición, la emoción por ponerse un dorsal y salir a darlo todo. Esa, ahora mismo, no la tengo, ni está, ni se la espera. 

Es tiempo de reciclarse y de replantearse la vida. También quiero embarcarme en otro proyecto personal, relacionado con el trabajo, que los que me conocen supondrán y que me ocupará buena parte de las tardes después del curro. Por
eso quiero tomármelo como un respiro después de un año que ha sido agotador, y sobre todo, recuperar la ilusión.

Un abrazo a todos.

Arri.

miércoles, 25 de agosto de 2021

Sí pero no

 El post se podría llamar "cómo una competición de mierda puede resultar una no tan mala". 

Después de la chicharrera de Agramón, vuelta a Madrid y a preparar Cuenca. Dos semanas realmente duras de entrenamiento, ya que muchas veces es imposible recuperar entre sesiones, teniendo que entrenar todo de tarde, ya el día que hay que hacer dos sesiones y gimnasio, ni hablamos. Son días que a nivel psicológico te destruyen. 

La preparación para el regional de Olímpica fue bien, máxime si tenemos en cuenta que el último triatlón olímpico que hice fue en Coruña 2018 (CE Élite) y con los condicionantes de "curra y entrena en Madrid". Sí que es verdad que al final de la semana tuve un par de entrenos realmente duros por la ola de calor y sumado al no ser capaz de descansar por las noches te va mellando. Nota especial el entreno del domingo, con bici(series en umbral y medio) + carrera en transición (30' a 3'30"/km) y el Arri que acabó en tempura.

El lunes notaba muchísimo la fatiga, y sin embargo, saqué la natación pero intenté correr y me dijeron las piernas "hasta aquí hemos llegado". Exploté a nivel muscular. Tuve que buscar solución para lo insolucionable. Fisios, compex, rulo, aquello no había manera de recuperarlo. Ya se pasaba por mi cabeza el no ir al regional, total, para hacer el ridículo. 48h de descanso, dormir más o menos, y ponerle una vela a la virgen. El jueves entrené, natación (malas sensaciones) y rodillo (dolor de tibiales y peroneos), y decidí esperar al día siguiente. Viernes carrera a pie (condenadísimo porque seguía con dolores, aunque menos que el lunes) y natación (como un pez de plomo). Acabé la sesión y me senté a reflexionar en el bordillo. ¿Qué hacemos? Ni yo mismo lo tenía claro. Cuenca no es que sea precisamente un paseo y no me gusta ponerme un dorsal sin sentirme competitivo. Bueno, podemos ir a ver qué pasa. A veces es muy fácil mentirse a uno mismo.

Llegar a Cuenca y estar con los Brownies de Albacete, Omaita y Alvarete, y el resto de los panas, Hilary, Manolillo, Pablete... Parece que no, pero te cambia la mentalidad. Y aunque no estaba al 100%, tenía ganas de "salir a ver qué pasaba".

Y lo que pasó fue que me tomé la natación con tranquilidad, intentando desgastar lo menos posible, y eso que me cayó un capazo de hostias tremendas hasta el peñote, y luego me puse a ritmo. En la transición me noté torpón, pero salí con la bici con ganas de ir acopladito y a mis watios. Los primeros 5-6km llevé unos 302 medios y los vastos internos me dijeron "no sigas campeón". Así que empezó una lucha interna bastante dura sobre el qué hacer. Bajé el ritmo en las zonas llanas, me puse un poco de pie para estirar... y empecé a pasar gente. Con la cabeza diciéndome "no fuerces que hay que correr", centrado en los watios, y en comer cuando me dijo el míster. El problema vino sobre el km30 de bici cuando ya no quedaba agua en los botes y el agua del avituallamiento estaba caliente, y aún quedaban 15' para dejar la bici. 

Cuando te bajas de la bici y notas que las piernas están duras como columnas no es buena señal, intento poner ritmo crucero desde el principio, pero de nuevo los avisos de los vastos, "no te calientes hermoso", así que en modo avión. Puede ser el 10k de Cuenca que menos he bufado de todos los que he corrido. Total, para ir al ritmo que iba no hacía falta y al mínimo intento de apretar empezaban los calambres, así que sobrevivir hasta meta. 

Lo bueno, que sé y me demostré a mí mismo que estoy bastante más fuerte de lo que creo. Lo malo, que hay que llegar en condiciones a las pruebas, y yo, por circunstancias no llegué, fundamentalmente porque me faltaron masajes de descarga post Agramón y pre Cuenca. Como dijo Ortega y Gasset "yo soy yo mismo y mis circunstancias". Hoy ha habido sesión de fisio, y el pobre Fer Arias lo ha flipado y yo, casi lloro. Dos semanas para el CE Élite en Bañolas... 

Y pensándolo fríamente, creo que va siendo tiempo de retirarse de élite y pensar en competir para disfrutar, ayudar el equipo con lo que se pueda, y empezar a tener algo de vida, nuevos proyectos, pero de eso, hablaremos en el próximo post.



FOTO: Carlos Triathlon (Carlos Asensi)

martes, 10 de agosto de 2021

En el país de los ciegos

 Después del parón de junio y  poco más de un mes entrenamiento que finalizaba con dos semanas realmente duras de cara a preparar los regionales de Castilla-la Mancha, volvía a Madrid tras unas vacaciones de "vida pro" en Talavera. 

De vuelta en la "big-city" y de vuelta a la soledad de la pileta, a los no llanos madrileños y a las sesiones de rodillo entre semana. Cómo cuesta, virgen santa. Pero dentro de lo que cabe, ha sido una adaptación satisfactoria. Supongo que también tiene que ver que tengas cierta paz mental y que te encuentres bien contigo mismo, que estés más centrado y que hayas cambiado la forma de ver y afrontar las cosas. 

Aún así, volver a ponerse un dorsal después del fiasco de Mérida, justificado por otra parte, ya que estuve enfermo por el aire acondicionado pre y post prueba, era una incógnita. Si bien es cierto que Agramón es de esos triatlones con encanto debido a la dureza que tienes desde el minuto uno y que las condiciones suelen ser extremas debido al calor y a que se corre en agosto, y quizás por eso se me ha dado relativamente bien siempre o casi siempre. 

Es una carrera táctica y de calculadora, en la que se puede ganar sin ser el más rápido en ninguno de los segmentos. Mucho mítico en la línea de salida, mucho clásico, y la marea amarilla del Trialbacete siendo casi la séptima parte de los participantes. 

El viaje con el tito Luisrin desde Toledo, llegando sobre la bocina y apurando de más... Creo que calenté 50m en el agua si llegó. Salida ordenada pero rara, 50m sin comer golpes y luego me vino un capazo de ellos. Podríamos decir que me enteré de más bien poco. Empezaron a venir los fantasmas de Mérida: la explosión, salir con la carrera perdida, no nadar una mierda... E intentas limpiar esos pensamientos de la cabeza metiendo frecuencia de brazada. 

Total, que al salir del agua y calzarme las zapatillas veo a Pablo Fernández, a Trimatas, a Omar y a David Rodríguez, es decir, gente con la que antes, cuando estaba nadando bien, salía. Y es en ese punto cuando piensas que igual no has nadado tan mal. Trenecito para subir hasta la T1 y el repechón de salida. Subiendo con la boca pastosa y casi sin poder beber porque el agua del bote era caldo, no era agua. Ahí no sabes qué es mejor, si beber o no. La bici a mi ritmo, viendo que los watios no iban bien, pero que la gente tampoco iba súper porque voy moviéndome hacia adelante. Bajarse a correr como un auténtico botijo y a correr. La primera vuelta con un flato y unas sensaciones horrorosas, pero recortando a Pablo Fdez que en ese momento iba 6º y algo a Severo que iba 5º. La segunda vuelta la hago un poco mejor, pero con un pensamiento en la cabeza "la botella de agua fresquita que me espera en meta". 

Al final acabo 6º, con unos datos de mierda en cuanto a W y ritmos, pero en una carrera de supervivencia como ésta, no hay nada más que decir. Dimos exactamente lo que teníamos, ni más, ni menos. 

Y contento al finalizar 3º Senior de CLM y campeones por equipos, que a estas alturas, y viendo de dónde venimos y las circunstancias, es algo que celebrar. 


PD: Los tiempos de las clasificaciones están mal de cojones.