miércoles, 12 de agosto de 2020

Resiliencia

Un mes para cambiar mi mundo.

O al menos, todos los planes que tenía con él.

En muchísimos aspectos. En general, a mejor, salvo alguna excepción. Tener 30 para aprender a aceptar que hay cosas en tu vida que se escapan a tu control y que no se pueden cambiar, precisamente por lo anterior. Aprender a jugar las cartas conforme vienen dadas, sea para bien o para mal. Como aquella frase que decía que hay veces que se gana y otras se aprende. Puede sonar a consuelo de perdedor pero se resume a otra palabra: Resiliencia.



He conseguido ir cumpliendo objetivos e ir avanzando, siempre hacia adelante. Conseguí quitarme los kilates de más con los que vine. Hay que tener en cuenta que el confitamiento me sentó bien. Tan bien que dejé la talla 40 de pantalón para ingresar en la 42. Cuestiones derivadas del cierre de gimnasios y ausencia de motivación para entrenar. Eso contando con que lograba salir a correr de vez en cuando la jungla de asfalto roto llamada La Laguna. Pero sí, en general, podemos decir que vine como un puto tejón. Véase por la forma, rechonchilla, digamos. 
Por suerte o por desgracia, tengo colegas de entreno que son unos hijos de Satanás, y he conseguido ponerme en un mes relativamente fuerte. Ni mucho menos a un nivel de rendimiento óptimo, pero sí para acabar los entrenos con una sonrisa, y que luego te duelan hasta las pestañas. Entre medias, llevé la bicicleta a pintar a "Carbono y más", unos conocidos de Talaverilla, lo que significa que he estado dos semanas entrenando con el cabrito. Y claro, no es la misma posición, no es la misma longitud de biela, realmente no es geometría de cabra, y las horas acoplado dolían en el lomo, que menos gusto, daba de todo. Restémosle entrenar con Héctor Arévalo (Torete) y que te "convenza" para hacer transición post series en bici. Apoteósico. Si al acabar me hubiesen puesto un cubo de hielo hubiese metido la cabeza antes que los pies. Como dice la LOGSE, "progresa adecuadamente", a consta de enganchar algún buen melocotón. 

Bromas al margen, os dejo la foto de cómo ha quedado la bici, a falta de recibir unas ruedas Vision de perfil 35 que he pillado a una web alemana. Esto de tener cuartos es muy peligroso. Se me ocurren un montón de polleces que sin ser imprescindibles, tampoco puedes clasificar como caprichos, que comprar. Habrá que ver cómo quedan. Me junto con Don Alberto y así me pasa, me brotan las pijadas, jaja.

En el plano laboral, viento en popa a toda vela, ahora gastando unos cuantos días de vacaciones, con el piso cogido en Madrid, y la puta incertidumbre de si cuando vuelva habrá unos okupas hijueputas metidos en él. ¡Esperemos que no! De hecho me planteo pasarme para ver cómo está el tema por si acaso. 

De los entrenos, lo más reseñable es que después de 15 años haciendo triatlón, si bien es cierto que los primeros no contaron y he estado mucho tiempo fuera, he subido al fin Mijares, haciendo en esa misma ruta Serranillos y Pedro Bernardo, con la grupeta de los Talavera Training de Álvaro Calvo, también la machada al día siguiente con una ruta de 124km, casi 1500 positivos y más de 30 de media, y eso que yo venía descolgado. También el reencuentro con Fer Alarza, pudiendo compartir algún entreno con nuestro olímpico. Y he de decir, que estoy volviendo a encontrarme bien en el gym gracias a la ayuda de Javi Noru, que me deja entrenar en su centro un par de veces por semana.