martes, 10 de agosto de 2021

En el país de los ciegos

 Después del parón de junio y  poco más de un mes entrenamiento que finalizaba con dos semanas realmente duras de cara a preparar los regionales de Castilla-la Mancha, volvía a Madrid tras unas vacaciones de "vida pro" en Talavera. 

De vuelta en la "big-city" y de vuelta a la soledad de la pileta, a los no llanos madrileños y a las sesiones de rodillo entre semana. Cómo cuesta, virgen santa. Pero dentro de lo que cabe, ha sido una adaptación satisfactoria. Supongo que también tiene que ver que tengas cierta paz mental y que te encuentres bien contigo mismo, que estés más centrado y que hayas cambiado la forma de ver y afrontar las cosas. 

Aún así, volver a ponerse un dorsal después del fiasco de Mérida, justificado por otra parte, ya que estuve enfermo por el aire acondicionado pre y post prueba, era una incógnita. Si bien es cierto que Agramón es de esos triatlones con encanto debido a la dureza que tienes desde el minuto uno y que las condiciones suelen ser extremas debido al calor y a que se corre en agosto, y quizás por eso se me ha dado relativamente bien siempre o casi siempre. 

Es una carrera táctica y de calculadora, en la que se puede ganar sin ser el más rápido en ninguno de los segmentos. Mucho mítico en la línea de salida, mucho clásico, y la marea amarilla del Trialbacete siendo casi la séptima parte de los participantes. 

El viaje con el tito Luisrin desde Toledo, llegando sobre la bocina y apurando de más... Creo que calenté 50m en el agua si llegó. Salida ordenada pero rara, 50m sin comer golpes y luego me vino un capazo de ellos. Podríamos decir que me enteré de más bien poco. Empezaron a venir los fantasmas de Mérida: la explosión, salir con la carrera perdida, no nadar una mierda... E intentas limpiar esos pensamientos de la cabeza metiendo frecuencia de brazada. 

Total, que al salir del agua y calzarme las zapatillas veo a Pablo Fernández, a Trimatas, a Omar y a David Rodríguez, es decir, gente con la que antes, cuando estaba nadando bien, salía. Y es en ese punto cuando piensas que igual no has nadado tan mal. Trenecito para subir hasta la T1 y el repechón de salida. Subiendo con la boca pastosa y casi sin poder beber porque el agua del bote era caldo, no era agua. Ahí no sabes qué es mejor, si beber o no. La bici a mi ritmo, viendo que los watios no iban bien, pero que la gente tampoco iba súper porque voy moviéndome hacia adelante. Bajarse a correr como un auténtico botijo y a correr. La primera vuelta con un flato y unas sensaciones horrorosas, pero recortando a Pablo Fdez que en ese momento iba 6º y algo a Severo que iba 5º. La segunda vuelta la hago un poco mejor, pero con un pensamiento en la cabeza "la botella de agua fresquita que me espera en meta". 

Al final acabo 6º, con unos datos de mierda en cuanto a W y ritmos, pero en una carrera de supervivencia como ésta, no hay nada más que decir. Dimos exactamente lo que teníamos, ni más, ni menos. 

Y contento al finalizar 3º Senior de CLM y campeones por equipos, que a estas alturas, y viendo de dónde venimos y las circunstancias, es algo que celebrar. 


PD: Los tiempos de las clasificaciones están mal de cojones.

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