miércoles, 1 de enero de 2014

Dos Cero Uno Cuatro

Después de una semana intensísima con una carga brutal de entrenos de natación me disponía a finalizar el año de la manera en la que lo hago siempre, corriendo la San Silvestre de Talavera, con las mismas dudas que habían arrojado los resultados de las populares de Alcaudete (5º), San Jerónimo (5º), Santa Cruz (15º) y Los Navalmorales (6º). 

El primer puesto ya tenía nombre y apellidos: Fernando Alarza. La cuestión es si conseguiría repetir la carrera del año pasado (con mes y medio más de entrenos) y conseguir finalizar segundo. Antes de la carrera me crucé con Dani Corrochano (2º en Alcaudete) y Marcos Valero (4º en Los Navalmorales) e intercambiamos impresiones sobre la carrera. 

Iba a ser duro. Estaban Moha (1º en San Jerónimo), Andreas (2º en San Jerónimo), Dani, Marcos, Luis Rin y Hectorete que siempre son peleones y algún invitado de última hora como podrían ser Joaquín y algún tapado. La estrategia era clara: jugar con el miedo y la estrategia del rival. 

Hay veces que los deportistas nos centramos en "no perder" en vez de en querer "ganar" y nos equivocamos de camino. En estas populares en las que más que a disputar venimos a entrenar es mejor arriesgar y ver qué pasa. Por eso hice la misma que el año pasado. Jugármela desde el principio y confiar en que se vigilaran por atrás y no apretaran hasta los últimos 1000 metros pudiendo vivir de las rentas conseguidas durante los 5km anteriores. 

Así que salí fuerte y me la jugué en solitario. Es una sensación difícilmente descriptible ir corriendo en solitario sabiendo que tienes un grupo por detrás a segundos pero que no te cogen. Paso por kilómetros según el reloj y los pasos de la organización: 2.58, 6.14, 9.26, 12.34, 15.45, 18.56, 20.06 en meta, segundo de la general a 52" de Fernando. Salió bien. 

Quitando esto, no hay mucho que contar de los últimos días. Un entreno-quedada en las cuestas de los Pinos con los cracks de la foto, una broma demasiado pesada el día de los Inocentes y algunos propósitos y deseos para 2014. También alguna dosis de realidad, porque cuando luchas contra la naturaleza humana es una batalla perdida. Es bonito creer que se puede ganar e intentarlo pero el final es ineludible.

A 2014 le pido poder recoger el trabajo sembrado en 2013... 

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