sábado, 31 de diciembre de 2022

Bear Grylls

 Hoy venía conduciendo, escuchando la canción del nuevo disco de Marea que os dejo abajo, y me ha entrado una sensación bastante extraña, una euforia contenida, una alegría desatada, una rabia oculta, una pena exacerbada, un escalofrío que me recorría el espinazo de cabo a rabo, y una lagrimilla cayendo por la mejilla derecha. No sé explicar muy bien el porqué. Quizás haya sido este año, que ha sido una constante y puta prueba, día a día, mes a mes, y saber que al final has conseguido sobrevivir. 

Pensé que el año no podía dar más de sí desde julio, pero sí da, y para mucho. Hay que joderse. De hecho, tengo que decir que volví a correr un triatlón, de medio pelo, sí, pero volví a ponerme ese amarillo chillón con verde azulado que parecer el mono aussie. También un dorsal de carrera de pueblo. Y en el plan deportivo, todo evolucionaba con muy buena pinta hasta principios de octubre. Covid. Sí. De nuevo, por tercera vez y mucho más destructivo que las veces anteriores y que me hizo perder prácticamente dos meses, tres semanas para pasarlo, con fiebres que iban y venían sin sentido ninguno (y ojo, que todo lo que me mandaron fue ibuprofeno y paracetamol, y agua), y un mes para recuperarlo. De este plano, además de comentar que he renovado licencia con el Triatlón Albacete, he de decir que intentaré regresar al equipo élite de las competiciones por equipos (siempre que me cuadren) y que si tengo ganas y tiempo, volveré a los fueros regionales. 

En lo familiar, si lo de Pacopepe (o mi señor padre) fue un periplo tortuoso que veía al final la luz... fue un espejismo. Al post cáncer le sumamos una artritis reumatoide muy jodida y cierta incompetencia por parte de la "especialista" (ojo, que resulta que la médico de familia acertó con el tratamiento de primeras, y la reumatóloga dijo que los resultados no eran concluyentes en primera instancias, para repetir los test tres meses después y confirmar lo que muy bien había diagnosticado la médico del centro de salud), y se forma un buen quilombo. El resultado básicamente es que cuando le daba un brote pasaba a tener la misma movilidad que un leño, y que el mínimo movimiento (y hasta el mismo peso de los miembros -brazos y piernas- hacía que le doliera hasta el alma). Sé que aguanta de cojones, y sé que no se queja porque sí, también le vi pasarlo mal de cojones cuando le incrustaron el catéter en el pulmón... Un show, o para un partido de homenaje.

En lo laboral, el final de temporada me dejó totalmente KO, tanto, que, con la suma del resto de circunstancias personales y vitales, tuve que empezar a ir al psicólogo. El inicio temprano de temporada y las demandas que han ido en aumento, con nuevos retos, han hecho que pueda considerar que es una de las mejores decisiones que he tomado. Como recompensa al curro, despliegue internacional en Qatar, 23 días contando los dos días de viaje -ida y vuelta-, y una experiencia inolvidable. Podría decir muchas cosas, pero esas me las reservo para comentarlas con una cerveza, si se diera el caso, os adelanto, eso sí, que abusan de las especias para sobrellevar los 35º que tienen en diciembre (invierno).  

En lo personal, altibajos, mucho peso de todo lo anterior que he explicado, hasta que la terapia comenzó a surtir efecto, y desde entonces, una balsa de aceite (gracias a María Calleja, mi psico). Por otra parte, he tenido la suerte de conocer a una persona con la misma pedrada mental que yo, alguien que es capaz de sacar lo mejor de mí, que me anima y consigue cambiarme el humor hasta en el peor de los días, y es por ello que ahora se vive todo de manera diferente. También que ha estado ayudándome en la sombra todo este tiempo y con la que quiero empezar a construir un futuro, que tiene la curiosa habilidad de quedarse totalmente seca a los cinco minutos de empezar a ver una película, mi chica, Yolanda. Ahora tenemos un proyecto bonito, de irnos a vivir juntos, y seremos pronto tres. Tranquis, que no seré padre. Me he comprado una perrita, staffy, que me entregarán a finales de enero - principios de febrero, y ya hemos empezado con las apuestas, de quién de los dos va a ligar más con la cachorra, jaja.

Y como el periplo éste empezó el día 24 de diciembre de 2021, con mi boca haciendo la promesa de hacer la cena de Nochebuena... Pues he cumplido, podéis ver las fotos en mi instagram. 

Ahora os preguntaréis, ¿y por qué cojones se llama el post así? Bueno, 2022 ha sido... como el título de la serie que presentaba Bear. Y he vuelto a la humanidad. Eso sí, no hace falta repetirlo en 2023, ni a mí, ni a mis "hermanos de otra madre", que también lo han pasado regular este año. Fuerza mis cabrones, os quiero mucho (H, R). 


"Ensucio su nombre, su estampa y su olor,
Por lo que nos hizo a los dos,
Por hurgar en las venas y huir
Por cada patada que dio al corazón
Por todo lo que ensombreció
Por la tinta que le di..."

Marea - El más sucio de los nombres.

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