Del desahogo del último post pasamos a la angustia del retraso de las últimas pruebas del viejo, de mayo a junio, de junio a finales del mismo, y de ahí a principios de julio, con los resultados a finales. Quiero pensar que como la frase de Mr. Wonderfull “todo saldrá bien” y que si desde el 7 al 29 no nos han llamado es porque los resultados no son malos (que no es que sean buenos). El sinvivir continúa.
En el curro parecía que íbamos a tener un respiro y nada más
lejos de la realidad. Ha sido un estrés continuo desde la fecha hasta la primera
de julio. Supongo que serán (putas malas) rachas. El caso es que todo se
empieza a acumular, desde esa tensión hasta la grasa abdominal. Y no hay nada
peor que no encontrarse bien con uno mismo para que empiecen a salir de uno en
uno todos los fantasmas del pasado. Todo repercute, y nada para bien. Entrenas,
aunque sea por no pensar, sólo por dormir más de tres horas seguidas, y
comenzando a pensar si me estaré volviendo un blandito. Antes las dudas que
surgen, brotan un falso “estoy bien” que tampoco contribuye a mejorar la
situación. La realidad es que el motor ha gripado, y el hastío y el asco
aparecen. Pierdes la pasión por todo lo que haces. Ni el trabajo, ni el
entreno, ni tu pareja. No eres un 100%. No llegas a un 60%. Eres como un
castillo de naipes cayendo.
Más incluso que las palizas incondicionales que he estado
dándome estos días. Bajar a Talavera, volver a entrenar con los chicos, bajar
del millón de revoluciones de la cabeza subiendo repechos a 400w con la banda,
hasta que revientas. Ese es el punto en que vuelven a subir, y normalmente
suele coincidir con el punto en el que pierdes rueda o rebufo. Haces terapia
con una cerveza con Edu, o corriendo con el tito Luidgi, llegando a la
conclusión que, al final, eres como un coche: tengas mucho motor o poco, tienes
que pasar las revisiones anuales para no gripar. Así que voy a ir pidiendo cita
en el taller.
El próximo domingo volveré a embutirme en el amarillo del
club, en una buena romería en Riaza, en una prueba de la Du&Tri Cup de
Madrid. ¿Aspiraciones? Acabar. Igual mi auténtico yo está a mitad de puerto y
soy capaz de cogerlo.
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