martes, 3 de septiembre de 2024

Francesco Totti

El primer lunes de septiembre. El peor día de la semana y el peor mes del año, o, al menos el que mayor nostalgia me provoca. La vuelta al cole, o a la rutina, el fin de la temporada deportiva llamando a la puerta y la nueva asomando por la esquina. Voy haciendo esta reflexión mientras conduzco de camino a Madrid desde Talavera. Hay tráfico, como siempre, pero fluye rápido. Los ojos se me llenan del amarillo de los rastrojos. Sé que tengo que hacer una carta de despedida, pero no sabría muy bien qué decir, ni cómo. La radio suena de fondo, pero se escucha como una voz en off, sigo absorto en mis pensamientos. Tengo proyectos en mente, de diferente índole, y dudas, muchas dudas.

Pero otras cosas sí las tengo seguras. He tenido que hacer una reflexión profunda, poner en una balanza pros y contras, analizar situaciones, pensar, darle mil vueltas a todo, antes de llegar a una conclusión propia, puede que errada, pero mía, al fin y al cabo. A principio de año tomé la decisión de dejar el club para la siguiente temporada, y, supongo, que debo decir adiós, no coger la puerta y largarme. Así que esta es mi carta de despedida:

Llevo unos cuantos años bailando en el alambre, sin ser capaz de encontrar una motivación real para entrenar y sin ser capaz de tener una constancia de entrenamientos que no se vea alterada por razones varias. Empecé a entrenar solo desde 2008, pero nunca se me había hecho tan cuesta arriba como en los últimos años en Madrid. Lo intenté, en 2021, bajo las órdenes de Héctor Arévalo, consiguiendo recuperar el nivel a costa de la salud, logrando entrar en los equipos de duatlón para ayudar al club y dándome cuenta de que ese nivel de entrenamiento en mis condiciones personales y laborales no eran factibles.

Abro un inciso, durante los últimos 4 años, en tres he tenido despliegues de más de un mes en verano, es decir, una ruptura total con el entrenamiento (Eurocopas de 2021 y 2024, ambas en junio -28 y 38 días out- y Mundial de Qatar de diciembre de 2022 -27 días out-), a lo que hay que añadir otros cuantos despliegues internacionales y nacionales. Sin ir más lejos, el año pasado, antes de la Media Maratón de Talavera en octubre, tuve que cancelar vacaciones por tema de curro, y plantarme en la línea de salida con dos turnos de 16 horas encima, con las piernas como dos estacas. No mola.

Han sido dos (en realidad tres, pero 2022 fue annus horribilis por diferentes cuestiones) años para invitar a la reflexión. Y creo que ha llegado el momento de dar un paso al lado. Tengo la conciencia muy tranquila, he dado todo lo que tenía y a veces lo que no, por el club desde 2013, cuando entré siendo aún sub23. Por el camino, dejamos una ristra de buenos resultados, aún cuando éramos una panda de fulanillos que viajaban en coches particulares por toda España, y cuando dos de las pruebas de la Liga de Clubes eran los Campeonatos de España Sprint y Olímpico. De aquella época, cuando Juan y Javi estaban en la directiva, y el bloque élite lo formaba Antonio Benito, Javi Rosado y servidor, con Omar muriendo, dos gregarios para la bici como Corredor y Cubatillas (mucho más el segundo que el primero), y la savia nueva llegando fuerte –Alvarete y Romo-.

Sí, éramos unos fulanos, y algunos lo seguimos siendo. Como anécdota, el podio en el Campeonato de España Sprint de Altafulla (Omar, Antonio y yo), al que no asistimos porque estábamos talándonos una pizza, ajenos a lo que habíamos conseguido. Aquella remota posibilidad que tuvimos de ser podio en la Liga de Triatlón en Santander y que no salió, acabando cuartos, los subcampeonatos de España de Triatlón Olímpico, la Liga de El Toyo..., hay demasiados momentos para nombrar, todos ellos, con una sonrisa. Eran tiempos buenos, en los que una banda de amigos, con el mismo orden que el ejército de Pancho Villa, plantaba cara a los todopoderosos Fast Triatló, Cidade Lugo, Arcade Inforhouse o Diablillos. Con dos huevos.

Y con esa misma sonrisa será con la que me despida del Club, con una mochila llena de buenos recuerdos. Eternamente agradecido a aquellos que apostaron por el crecimiento del equipo como Juan o Javi y por aquellos que lo potenciaron y que consiguieron llevarlo hasta el primer nivel, que es donde está ahora mismo, como José y Pablo, además de todos los entrenadores de las categorías inferiores.

14 años tras dejar el CD Tritalavera, desde que Benito me obligó a firmar el contrato con el club en una servilleta mojada dentro del baño del hotel donde nos concentrábamos para competir en el Campeonato de Triatlón por Autonomías, ¿te acuerdas Beni? Jajaja. Al final, y aunque me formara en el Trita (hoy desfigurado, como todos los clubes en mi ciudad) siento que el Albacete ha sido (y será) mi hogar. Como Franccesco Totti en el AS Roma.


A los nuevos fichajes, a los chavales de la escuela, a todos aquellos que forman parte del prometedor futuro del club, les pediría que no olviden de dónde vienen, ni los valores que representan llevar la camiseta amarilla, que sigan trabajando duro día a día, que no desistan ante el fracaso, y que valoren lo que tienen y de lo que disfrutan ahora mismo. No hace tanto tiempo, estábamos viajando en una furgoneta como los gitanos y volviendo el mismo día que se competía porque había que ahorrar. Sed conscientes de ello. Valoradlo. Y apretad con dos cojones.

Sobre mi futuro, y ya con esto cierro la chapa, no hay nada escrito. A día de hoy, y hasta el 31 de diciembre, seguiré vistiendo de amarillo. Por el momento no tengo pensamiento de unirme a ningún club (ofertas tengo) pero es tan sencillo como que no tengo ganas. Quizás me federe y compita algo como independiente. No lo sé. Quizás me ponga a hacer crossfit. Quizás sólo haga atletismo. O me vaya todos los días a hacer pecho-bíceps al gimnasio. Quizás sólo quizás, y lo más seguro es que ya veremos.

Eternamente agradecido al Club Triatlón Albacete, a sus miembros y directiva, desde 2013 hasta la fecha presente: Juan, Javi, José Fresneda, Pablo Matas (Matayev), David Speaker, y todos aquellos que de una manera u otra, han conseguido llevar a este humilde club a la élite nacional.

Un abrazo a todos. 

Arri.

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