lunes, 3 de agosto de 2009

Bendita desgracia

Y vuelvo a recordar las palabras de aquel catedrático que me dijo: "El momento óptimo de forma en un deportista es el mejor, a la par que el más crítico, ya que es cuando más vulnerable se vuelve a los estímulos negativos". Y estos estímulos negativos van desde una excesiva o precaria carga de entrenamientos hasta una bajada de las defensas que no lo resuelven ni veinte millones de Equipos Actimel.


Una vez más, he de dar la razón al catedrático, por desgracia. Y es que siempre se ha dicho que 'las desgracias nunca vienen solas'. Por supuesto, el sabio refranero español no se equivocaba ni una pizca. Después de tener los hombros algo cargados por algunas sesiones de natación, la sobrecarga pasó a ser molestia, y la molestia a dolor, y el dolor a dolor insoportable. Todo ello en 24 horas. Y pasó del hombro al tríceps. Pero como he dicho. Las desgracias no vienen solas. Y además del dolor, hay que sumarle una gastrointeritis de las que te cagas encima y luego tienes que agarrarte a la taza del váter para llamar a Raúl cada vez que ingieres algo.



Aunque la mayoría de los que me conocen me consideran una persona cuerda, yo no me veo así. Así que después de una noche trianera, le eché huevos e inconsciencia y salí 3 horas con la bici. En un recorrido durillo. Con toboganes prolongados y ataques de Ricardito. Lo peor de todo es que fueron 3 horas sin comer, bebiendo 2 litros de agua y un Aquarius. Para acabar los últimos 10 km a relevos con Jorge (de Madrid) alrededor de los 45 por hora... Sé que era una locura, pero la inteligencia hay veces que en mí, vela por su ausencia.




Os dejo algunas fotos de la salida y otras de la barbacoa del día antes al ataque gastrointerítico... ¿casualidades...? Si no hubiera hecho yo las chuletas, diría que no. Jeje.

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