sábado, 22 de diciembre de 2007

Ajusticiamientos

Por fin todo se acabó, se terminaron los exámenes, las horas de estudios y la recurrencia a ese tan preciado amigo llamado Café. Por fin viene el tiempo de "descanso". Sí lo pongo entre comillas, con cierto amargor. Lectura de dos libros, estudiar los dos exámenes de filosofía que tengo que recuperar y algún trabajo más. Lo paradójico de la situación es lo siguiente, que por otra parte muestra la infinita incompetencia de ciertos profesores. E1= 4,8 + E2= 4,5 --> Media (Aritmética) ¿4,9? No, obviamente. Pues eso era lo que le salía a mi "querida" profesora de Filosofía, que también para más contradicción aún, es la dueña de la franquicia del KFC en Talavera. ^^. En este sentido odio la filosofía, esta noche soñé con el hijoputa de Platón... no os digo más.

Al final todo ha salido mejor de lo esperado, de las cinco asignaturas que tenía con cierta probabilidad de "caer a la mochila", como diría Mario, sólo fue 1, la que viene siendo mi talón de Aquiles desde hace cierto tiempo por la monotonía que representa: Economía. Realmente, la cagué por falta de concentración en el examen y lo más triste es que he suspendido por no leer bien un enunciado. Lo que hace que me entren ganas de pegarme cabezazos contra la pared. Una organización de masas patrimoniales que hice bien pero no leí el enunciado correctamente... una X que no sabía que existía... un descuadre que me mataba to'ntero... en fin. De nada sirve lamentarse, así que ahora hay que apretar el culo y no dejar que te lo vuelvan a dejar como un bebedero de patos.

En casa las notas se han recibido con cierta indeferencia, por lo que no me puedo quejar. Al final, después de las constantes amenazas de mi progenitor no ha habido castigo. Uffff, que suerte. Sin embargo, tengo una extraña sensación de culpabilidad por suspender una, no sé, tal vez sea esa reacción que tiene la cabeza para autocastigarse.

Ahora comienzan las vacaciones, me voy a tomar de relax hasta el lunes y el lunes me pondré a leer y demás. Los entrenos... pues qué decir, ahora toca ponerse las pilas y disfrutar sobre todo aunque con las temperaturas invernales suena casi utópico. Volver al estado de forma ideal, coger la constancia en el entreno, la mentalidad triatlética otra vez, casi olvidada la tengo ya, reanimar ese espíritu de lucha y resurgir como un fénix de las propias cenizas...

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