domingo, 21 de febrero de 2010

Padres

De todos es sabido lo que dice el refrán: "Nunca llueve a gusto de todos". Y hoy, fue uno de esos días. Se canceló la bici por un tormetón impresionante, pero como de todo hay que sacar el lado positivo... me quedé durmiendo hasta ¿bien entrada la mañana? A las 10.30. Hacía muchísimo tiempo que no me levantaba 'tan tarde'. Lo que tiene uno que decir. Ya me he acostumbrado a dormir poco y madrugar mucho.

Así que ante tal esperpéntica mañana decidí que era hora de sacar el rodillo (por enésima vez), montarlo en la cocina con el ordenador delante y ver una película, video o similar para matar el tiempo. Pero antes de eso tenía que hacer 'una cosilla'. Un fotopodograma para Biomecánica. Así que la cocina empezó a oler a productos químicos, especialmente el fijador fotográfico que desprendía un hedor insoportable. Una vez hecho, dije: "Es hora de hacer rodillo".

Y ahora es cuando esta historia cobra el porqué de su título.

Papá: "Hijo, ¿qué vas a hacer?". Yo: "Rodillo papá". Papá: "¿Rodillo? Querrás decir cepillo, ¿no?". Yo: "No me jodas..."

Y así fue, me han cambiado 1h30' de rodillo por 1h de cepillo. Barriendo la casa entera. Es entonces cuando descubres que todo tiene una metodología, y que tu padre es el primer promotor del modelo sistémico de barrido. Todo tiene un orden y un sentido para él. Si alteras el orden de barrido atentas contra su dignidad e inteligencia. Y si por un casual, alguna pelusa ratonera (por el tamaño, que son como ratones) escapa del afán del cepillo, allí estará él, fregona en mano, con porte gallardo, sujetándola entre dos dedos y reprochándote, aún cuando esa pelusa haya escapado de las garras de tu madre o las suyas propias, lo mal que barriste.

Es gracioso y a la vez, no tiene igual. Porque cada vez se parece más a la típica maruja de mercadillo. Sólo le faltan los rulos. Y casualmente se le pegan las mismas manías que a tu madre, sólo que con más mala leche con las típicas frases de: "Mira la mierda el niño que me está pisando lo recién fregao'". Pero estas frases siempre las amenizará tu hermana (que canta como "los propios ángeles") con la sintonía de Kiss FM y algún gallo trasnochado. Por otra parte, hay que decir que entre tanto caos se erige la figura dominante del general. Aquella figura a la que muchos solemos llamar "Madre" y que estará pululando a tu alrededor diciéndote el ángulo perfecto de barrido, así como la amplitud del movimiento y la tensión del mismo, replicando que cojas como cojas el cepillo, siempre lo harás mal.

En tu cabeza resonarán las palabras de "Independecia" y "Pisos de 25 metros cuadrados", utilizando la lógica implícita de "Si en 140 m2 hay una proporción de 10 pelusas por metro cuadrado, en uno de 25 m2, por cojones, siempre habrá menos". Pero ahí estará el general con su mandil de gala puesto para recordarte que, contra tu lógica intelectual, "Cuanto más pequeño es el piso, más mierda se acumula. Por tanto, si tienes mucho trastos tardas más en quitarlos y limpiarlos que en limpiar el piso de 140 m2". Es curioso cómo las madres consiguen hundirte la moral en pocos segundos.

Y cuando acabes, si tienes suerte, podrás refugiarte en tu habitación, sorteando las franjas mojadas del pasillo, por supuesto, mientras tu padre te grita o tu madre blande la zapatilla en tono amenazante. Entonces tu corres saltando grácil, cuál gamo perseguido por una manada de lobos y consigues encerrarte en la habitación mientras escuchas. "Joder con la mierda el crío, tengo que volver a fregarlo todo, me ha pisado los trozos mojados en vez de los secos el cacho cabrón".

Pero por suerte, ya estás a salvo en tu guarida, y no intentarán entrar en ella.

Por lo demás, hoy tuvimos comida familiar. Y como en toda cena familiar, siempre tiene que haber alguien que dé la nota. Evidentemente, fue la misma de siempre, apareciendo en chándal y deportivas mientras que el resto nos presentamos vestidos de calle, con unos vaqueros y una camisa. Pero bueno, cada uno da de sí lo que da de sí. Eso es inapelable. Al fin y al cabo, tampoco puedes reclamar separarte de una parte de la familia, aunque a veces, venderías tu alma por hacerlo.


En la foto aparecemos todos los primos de menor a la mayor (izqda a derecha): Candela, Pablo, Alejandro, Natalia y Beatriz, Ana, Sara y yo.

1 comentario:

tritata dijo...

jajaja!me parto,q bueno.muy buena entrada,más positiva q la de la semana pasada,te sigo aunque no haya dejado nunca un comentario,saludos...