viernes, 25 de julio de 2014

Semanas 36 y 37

Demasiado jaleo y muy pocas ganas de menar esto. Desde la mudanza a Albacete no todo ha sido un camino de rosas como podréis imaginar, todos los comienzos cuestan. He sacrificado demasiadas horas de sueño para poder hacer todo lo que me proponía. 

Durante la semana 36 los entrenos han sido contados con los dedos, lo que primaba era buscar piso, instalarme, llenar el frigo, adaptarse a la vida por aquí, que parece que está a unos cuantos años luz menos del sol. He llegado a ver 48ºC yendo al decathlón a eso de las 4 de la tarde. 

Ahora, en la semana 37 ha sido cuando he experimentado un bajón más acusado de rendimiento y salud. Empezando por un papiloma que me ha salido en el pie y acabando por una EVR mezcla de beber agua fría y del aire acondicionado del curro. 

Entrenar fuerte y currar no siempre se llevan bien. Sobre todo con horarios malos que sólo te dejan para entrenar primera hora (antes de las 8.30), a mediodía (14 a 18) o a última hora (+22). Esos días si consigo cuajar un entreno me doy por satisfecho, aunque signifique dormir menos de 6h. Con este ritmo normal que el cuerpo te diga "Nene, yo dimito"

También me he dado cuenta de ciertas cosas de la gente que entrena por aquí. Muchas veces sólo hay dos ritmos, el de antes de explotar y el de después de explotar. Algunos aplican una intensidad desmedida y demasiado frecuentemente. El concepto de "una sesión principal por día" hay veces que no tiene cabida, y claro, las explosiones se suceden. En parte lo de entrenar sólo venía bien, tú a tu rollo y a tu ritmo, y de vez en cuando me pegaba un calentón cuando venía Fernando a entrenar a Talavera. Sobreintensidad y las 4 semanas seguidas compitiendo y ahora estoy, básicamente, hecho unos zorros. Seis semanas para resurgir hasta el Cto de España. Y, bueno, turnos que cambiar porque las 4 competiciones que quedan me han puesto turnos que incompatibilizarían competir. A ver si me los pueden cambiar. 

Cuando tenga más tiempo os cuento más.

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