domingo, 24 de agosto de 2008

Desde Sevilla

Después de una semana bastante jodida, entre curro, clases teóricas de conducir más las prácticas (éstas últimas con el extra de los huecos que he ocupado yo por falta de las personas que lo tenían programado) el finde se aproximaba como un reto. No literal, pero sí psicológico, para ver la cantidad de mierda que uno puede soportar sobre sí y la posterior autoaceptación del peso de la misma con su textura y aroma exactos... vamos, abreviando, siempre el malo, aún cuando no lo eres. Debe ser una enfermedad o algo así, porque siempre acabo igual pero por suerte siempre habrá gente que crea más a unas lenguas que a otras, aunque se cuenten con los dedos, claro está.
Por otra parte, debo reconocer que el deporte sirve para liberar tensiones... eso sí, haciendo el salvaje, como cuando me puse a 51 kmph detrás de una Scooter durante 5 km o cuando tardé 17 minutos en ir hasta el Puente Alberche desde mi casa, pero todo es desfogarse por no empezar a soltar "delicias" por la boca o querer cagarse en Dios ( y ahora lo digo desde el agnóstico que vive en mí). Por suerte vino el jueves y salí, de manera inesperada eso sí, y tan solo hasta las 2.30 de la mañana, pero, para un jueves no se puede pedir mucho más.

Sin duda alguna lo peor fue ir a la mañana siguiente al tajo con poco descanso, mucho cansancio y en soledad. Esto es peor, porque para dar la vuelta a las putas vigas de 60 kilos y 3 metros de largo uno solo, como que está difícil la cosa. No por el peso en sí, sino por la longitud y la estabilidad... y pasó lo evidente... que una se me cayó y no pude pararla bien a tiempo, así que hostión en el hombro. Herida y sangrando como un cochino, pero no hay problema, la sangre es solo escandalosa al poco se coaguló. Por la tarde clase de conducir... otra vez ocupando un hueco que no era el mío. Luego bici en un día pestosísimo, mucho aire, nubes formándose... así que cambié la ruta, tenía pensado hacer 1h30' o así subiendo a Bayuela pero me quedé en el cruce con Pepino y me salió 1h15', media de 26 y pico.

Y por la noche a salir, eso sí, echándole cara y sin presentarme por el cumpleaños de mi prima chica, pero vamos, no creo que la niña coja un trauma por eso. Más cansado que el copón, aguanté hasta las 5.30 o así y luego el largo camino de vuelta a casa, en el cuál vi al pianista, y uno se da cuenta de que no siempre aquello que tú consideras un coleguita, lo es. Luego reflexionas en frío y piensas... ¿merecería la pena...? No lo sé, ni quiero saberlo, ahora, también doy gracias porque ya sé a quién no debo de acudir el año que viene en busca de ayuda. Y relacionado con esto, tenemos a un nuevo santo en el barrio, San Cocotero, aquel ser noble como ninguno, sacrificado, y, en cierto modo, igual de pringao' que un servidor si no más. Éste santo también es de los que perdieron totalmente la fe en el ser humano y tuvo que desfogarse en el deporte... pero éste en vez de ir detrás de una Scooter en bici se dedica a reventar sacos de boxeo a hostias... un santo clemente a la vez que infernal una vez que se desata su ira (hecho que antiguos mitos citan que se produjo una vez en la historia de la humanidad).

Pero a lo que íbamos, a Sevilla de despedida, 3 horas 10 minutos de viaje de ida... prácticamente dormido en su totalidad casi se me hizo ameno después de escuchar la música de Sark, Contacto Táctico, Cíniko, etc que esa misma mañana había encontrado en www.escucharap.com Descanso en Sevilla y luego a dar una vuelta con unos coleguillas de Sevilla, fotitos de rigor y a arreglarse para ir a la cena, en el restaurante Casa Robles (Sí, donde los fantasmas de Íker Jiménez) con un jamón que estaba bueno... pero que sin ser nada exquisito cada raspa costaba a 1'5€. Luego una vueltecita para bajar la comida por la zona de la Catedral y de marcha... Fondo común de 50€ por persona para beber... lo malo, que era garrafón, y las consecuencias las he tenido y tengo durante todo el día (una murciana que te cagas...) Lo cierto es que acabé de rumbas, sevillanas y flamenco en general hasta la polla. Encima si me dices que es aquí en la feria, pues bueno, el que hace un amago de bailar casi le levantan una estatua, pero allí todo cristo sabía bailarlo de puta madre y digamos que... "llamabas la atención". Hay cosas que no se pueden contar de la noche, por la reputación de nuestros mayores, jaja. Por la mañana vueltas y vueltas y vueltas... luego dos grupos, el del paseo en calesa y el mío que nos fuimos al bar en busca del fresco y algo pa' comer. Después comida de tapeo y vuelta a Talavera, con multita de los picoletos casi segura... mejor no digo la velocidad que asusta. Por suerte mañana hay descanso en el curro porque tienen que soldar las vigas y poner los carriles, así que podré descansar bien.

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