domingo, 30 de septiembre de 2007

Rutina

De nuevo vuelven esos días... ya se acabó la primera semana de clase...y el fin de semana se pasó a la velocidad del rayo, llegó el domingo por la noche, con esa extraña sensación de no haber hecho nada productivo en todo el fin de semana.

Vuelven los madrugones, los ojos legañosos, el ir en estado somnolente a desayunar, toda la rutina... volver a cada día a la clase y decir cuando suena el timbre a las 14.20... un día menos para el fin de semana... los jueves bocata enka Guti. Después de un par de días muy jodido con problemas estomacales decidí no tomar leche en el desayuno y para compensar hacerlo en la cena o en la merienda y parece que funcionó, por la mañana un par de tostadas, zumito y fruta y como un reloj pal Insti. Lo malo es que se baja enseguida y a final de la segunda hora me rugían las tripas.


Vuelvo a recaer en un estado apagado, como hibernando, de, como diría Cabeza, caraja total. Sin ganas de hacer nada que no sea dormir... esas siestas tremendas que dices... "cinco minutos más" y se convierten en tres cuartos de hora. Luego problemas para dormir, claro está, dando dos mil vueltas en la cama, incapaz de conciliar el sueño.

Entonces me llegan las preguntas existencialistas... me empiezo a rayar... y en el fondo no es para menos, ya no es seguro que vaya a la Universidad, no es seguro que pueda seguir estudiando...no es seguro nada. Así pues, recuerdo lo que decía la canción ...piedras apiladas por el abuelo, el padre... porque sólo heredamos eso, montones de piedras y el coraje necesario para levantarlas, y en cierto modo me reconforta... un poco de miedo... pero el que no lo haya tenido jamás es su vida... que levante la mano.


Al final, como todo, el tiempo dictaminará la sentencia, inamovible, inpasible, sobria y cruel. La cuestión es... ¿cuánto tiempo se ha de esperar? Eso me sobrecoge...puede que mucho o puede que poco, lo más seguro es que quién sabe. Ya pedí consejo a algunos amigos...pero poco consuelo o ayuda me han dado, no la hay, simplemente me recordaron mis opciones. Así que, nunca mejor dicho... Carpe Diem.

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