Under the Rain

Hace días que no vemos el sol por estas tierras, las nubes lo cubren todos, la lluvia cae sin cesar. Ya llega a ser algo molesto. La lluvia lo complica todo, te apaga y hace que añores estar debajo del edredón en esas mañanas de perros. O como diría Ricky: "En la cama con la novia de tu mejor amigo", jaja.

El caso es que hoy dejó de llover durante media hora, y ante tal presagio me calcé las zapatillas de correr y salí a rodar los 30' que tenía hoy antes de ir a la pecera a nadar con Quique.

Pero suele pasar que la suerte, los pronósticos, las medias, la estadística y yo, andamos un tanto cruzados. Y cuando llevas 10' empieza a chispear. Piensas: "Bah, son cuatro gotas". Y cuando llevas 12' empieza a llover un poco más fuerte, y cuando das la vuelta porque llevas 15' es cuando piensas: "¿Por qué no me habré dado la vuelta?" Estás en medio de un chaparrón, corriendo casi sin ver, con el aire en contra y las gotas golpeándote tan fuerte en la cara que casi te hacen daño. Sólo te queda hacer una cosa: echarle cojones y desandar lo andado.

Mientras volvía a casa calado, en soledad, con las últimas luces de un día ya de por sí oscuro, y la mirada atónita de algunos caminantes, he reflexionado brevemente cuando miraba el camino de tierra del Cordel de las Merinas: "El camino al Cto. de España Élite es incierto, largo, solitario, empedrado, con cuestas, pero si ponemos pasión en ello, aunque no lleguemos, habrá merecido la pena".

Un saludo.