Estados de ánimo

Si hay algo que odio más que la lluvia, es el frío, y si hay algo que odio más que esto, es el hielo.

Este invierno debe ser uno de los más húmedos de los últimos años, o al menos, de todos los que mi corta percepción de la vida recuerda. Y, sencillamente, es horrible. El sol es ahora un recuerdo lejano. Hace días que no lo veo. Sólo días grises, lluvia, viento, más lluvia, frío, más lluvia...

Todo repercute en el humor, y últimamente, me quema. Echo de menos aquellos días soleados de primavera, cuando el calor no te asfixiaba ni el frío te hacía tiritar. Cuando poco a poco notabas que se te iba marcando la señal del maillot o de las mallas. Cuando sudabas porque el buen tiempo había venido. Queda lejos y aún falta para que venga. Por ahora, es éso lo único que me hace sonreír. Sigue siendo una bonita utopía. Mañana amanecerá otro día gris y gélido, veré la lluvia caer desde mi escritorio con los apuntes de juegos motores delante y, si tengo suerte y ánimo saldré a correr. Si no, sesión intensiva de biblioteca (es lo único que tengo fijo para mañana).

Lo malo del gris es ese sentimiento de tristeza que te inspira. Te pudre por dentro, te hace irascible, comienzas a odiar todo, y lo único que te apetece es quedarte tumbado en la cama viendo los minutos saltar por encima de tí, mientras fijas la vista en ninguna parte.

Echo de menos el sol, pero aún más que las cosas vayan bien. Este año no hay ninguna facilidad para entrenar en Toledo. La piscina ha bajado aún más de temperatura, hoy 24ºC pelaos' (acabé hipotérmico) y las Tres Culturas cerradas por proceso de asfaltado. A veces me parece que esta ciudad es una cacería de brujas para cualquier deportista. Y si son ciertos los rumores que he oído sobre el uso de la piscina, puede que aún sea peor de lo que cualquier pudiera imaginarse (ya lo comentaré con detalle cuando sepa más).

Quizás sea que los deportistas somos los raros en una sociedad gobernada por el McDonalds, el humo de los coches, las colillas del tabaco y los campeones mundiales de sillón-ball.
Pero como dijo Ignacio Ara, uno de mis profesores de salud: "Dentro de unos años solo habrá viejos, diabéticos de tipo II y nosotros". Conclusión: seremos los reyes del mundo. Jaja.